HISTORIA DEL ARTE DE LOS TEMPLOS DE LA HERMANDAD

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Ermita de los Mártires del Colodro

Ubicada en las proximidades de la que fuera Puerta del Colodro, en la calle real de Santa Marina, esta pequeña ermita, levantada en honor de los patronos de la ciudad, se encuentra custodiada desde 1959 por la congregación de Esclavas del Santísimo Sacramento y la Inmaculada. Con este motivo se hicieron algunas reformas en el templo, dirigidas por el arquitecto diocesano Carlos Sáenz de Santa María.

Aunque la primitiva construcción debió surgir en el siglo XVI, los elementos más antiguos conservados pertenecen al siglo XVIII. La portada, situada a los pies, está formada por un medio punto entre pilastras que sostienen el entablamento donde apoya el frontón, y en su estructura general revela aspectos cercanos a la estética neoclásica.

La iglesia es de nave única con dos tramos abovedados y cabecera plana, cubierta con bóveda elíptica sobre pechinas, que se decoran con pinturas de los santos cordobeses Zoilo, Marcial, Januario y Fausto. El altar mayor conserva los lienzos de San Acisclo y Santa Victoria, pintados por Cristóbal Vela en 1645 para la catedral de Córdoba, trasladados aquí en 1713, cuando se reestructuró esta ermita. En el centro se halla una imagen actual de la Virgen, obra de Valverde Luján, según la iconografía propuesta por la fundadora de la orden, María Rosario Lucas Burgos. Las vidrieras se realizaron durante las reformas de 1959.

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Iglesia Parroquial de Santa Marina de Aguas Santas

Núcleo central del barrio al que da nombre, esta parroquia fue fundada tras la conquista de la ciudad por Fernando III el santo. El edificio ha sufrido a lo largo de su historia importantes obras, sobre todo a finales del siglo XVII y durante el XVIII, que han enmascarado su estructura originaria. En la década de 1980 el templo fue sometido a un intenso proceso de restauración con la pretensión de devolverle su fisonomía primitiva. Quitándole para ella las bóvedas y aditamentos de las construcciones barrocas.

Todo el edificio, que se ofrece casi exento, formando parte de un conjunto urbano conocido como plaza de la Lagunilla, presenta muros de piedra bien labrados, colocado a soga y tizón según el modelo califal Tiene tres portadas realizadas en diferentes fechas. La fachada principal está situada a los pies y muestra forma en hastial articulada por cuatro gruesos machones escalonados. En el centro se ubica la portada de arco apuntado abocinado, enmarcado por alfiz decorado con cintas y coronado por tejaroz con modillones. En la parte superior hay un rosetón de estética gótico-mudéjar.

La portada del lado izquierdo es de estructura apuntada, y se adorna con una hornacina con la imagen de Santa Marina; la portada del lado derecho es también abocinada con capiteles decorados con hojas y aves y pequeño tejaroz con rollos de modillones. La torre, situada en el muro derecho hacia la cabecera, mantiene el cuerpo medieval. El campanario fue realizado entre 1550 y 1556 por Hernán Ruiz II, bajo el patrocinio del obispo don Leopoldo de Austria.
La planta del templo es rectangular de tres naves, sin crucero; la cabecera tiene tres ábsides poligonales, cubiertos originalmente con bóvedas de nervios, precedidos de un tramo recto. La capilla mayor tiene su frente perforado por tres ventanas góticas, un arcosolio y vanos de comunicación con los ábsides laterales, y se cubre con bóveda de crucería gótica.

El arco toral es apuntado y por encima hay un pequeño rosetón que da luz a la nave central. Ésta es más alta que las laterales y está iluminada por ventanales góticos que han perdido la tracería. Se cubre la nave con armadura mudéjar, mientras que las laterales lo hacen con faldones a un agua, de reciente construcción. El ábside derecho conserva la estructura original, con tres ventanales cegados, mientras que el izquierdo fue muy transformado en los siglos XVI y XVII.

La capilla mayor está presidida desde 2004 por la imagen de Cristo Crucificado, talla de madera en su color, realizada por Miguel Arjona Navarro en 1968 para el retablo mayor de la iglesia de la Compañía. En lugar del retablo se dispone parte de una sillería de coro, obra del siglo XVII, procedente de S. Agustín. Ante el pilar derecho del arco toral se ha colocado la Virgen del Rosario, antigua titular de la capilla Benavides obra de estética manierista del primer cuarto del siglo XVII, aunque retocada.

El ábside de la izquierda es en la actualidad la capilla de Nuestra Señora del Rosario, fundación testamentaria del capitán Alonso de Benavides en 1624. La reforma se llevó a efecto entre 1632 y 1643.

El retablo se atribuye al maestro mayor Sebastián Vidal; es de planta ochavada, con un cuerpo y remate, con columnas de fuste estriado y capitel corintio; en el frontón se ha adaptado una ventana. La caja principal aloja una imagen del Resucitado, realizada en el año 1988 por Juan Manuel Miñarro López; las entrecalles se adornan con lienzos de San Juan Bautista y San Francisco, obras de Antonio del Castillo hacia 1640. En dos peanas laterales están el ángel que acompaña al Resucitado, tallado por Antonio Bernal en 2001, y la imagen de Nuestra Señora de la Alegría, obra de Juan Martínez Cerrillo de 1951, retocada en 1993 por Miñarro y en 1999 por Bernal. En el muro de la izquierda hay una pintura mural que presenta a la Virgen de la Leche con ángeles donante, obra del primer cuarto del siglo XVI muy repintada, y en el muro de la derecha, un lienzo de la Sagrada Familia firmado y fechado por José Rodríguez de Losada y Santisteban en 1882. A continuación en la nave se ve un lienzo en el arcángel San Miguel, transformado en S. Rafael en el XVIII que hace juego con otro gemelo del muro de la epístola, transformado en San Gabriel. Son originales de hacia 1650-1660, que siguen el modelo sevillano zurbaranesco. Sobre la entrada del Sagrario hay un cuadro de S. José con el niño, de escuela cordobesa del siglo XVII.

La capilla del Sagrario luce una hermosa puerta de talla, fechada en 1969. Es de planta cuadrangular, con cúpula semiesférica ornamentada con yeserías barrocas, que descansa sobre pechinas decoradas con los bustos de los Evangelistas. Es una construcción planteada en 1649 pero culminada en 1717. Los evangelistas de las pechinas se terminaron en 1724, pero el resto de la decoración de la bóveda es de fines del XVIII.
El retablo, original del siglo XVII, tiene un cuerpo de columnas corintias flanqueadas por pilastras y acusa retoques de diversa época. La decoración de escultura, adornos de talla y dorado se completó por Fernando Díaz de Pacheco, entre 1721y 1723. En el ático se ve un relieva simbólico de la Eucaristía, enmarcado por esculturas pequeñas de la Fe, la Esperanza y la Caridad. El Sagrario, barroco de la segunda mitad del XVIII, va flanqueado por dos tablas de finales del XVI que representan a Santa Inés y San Juan Evangelista y San Juan Bautista y Santa Bárbara.

En el centro está la Santa Cena, obra barroca del XVIII. A los lados del altar hay dos repisas con las imágenes setecentistas de san Acisclo y Santa Victoria. Se los muros cuelgan lienzos pequeños de estética barroca, con la Anunciación, la Presentación en el Templo, la Epifanía y la Adoración de los Pastores, probablemente bocetos para composiciones más amplias. Cierran los muros de la capilla dos lienzos que representan a Cristo muerto y el Descanso en la Huida a Egipto, con inscripción repartida en ambos marcos: “Estas dos dáminas da Nicolás de Aguilar por el alma de doña María Quintero rueguen a Dios por su alma. Año de 1783”.

Son obras de estimable calidad, con clara vinculación a la pintura italiana.

A continuación, en la nave, se sitúa un retablito barroco de mediados del XVIII. Ahora se venera en él la imagen de San José, talla cordobesa de hacia 1730. Colgados de los muros de la nave se ven lienzos que representan a Cristo camino del Calvario, copia del XVII de un original de Rafael; una Inmaculada de hacia 1700, inspirada en modelos madrileños; Santa Inés, de mediados del XVII, atribuida a Cristóbal Vela, la Dolorosa de la Caridad, obra del XVIII y la Adoración de los Reyes, copia del XVII de un original de Rubens.

El ábside de la derecha se adorna con tres lienzos pertenecientes a épocas distintas, siendo de mayor interés el de la Asunción, de fines del XVII estética madrileña; la Inmaculada, es de taller local del XVIII y Jesús del Perdón ante el Padre, de escaso mérito. En la actualidad sirve el ábside como capilla bautismal.

En el lado de la derecha se sitúa la que fuera capilla funeraria de los Orozco, fundación testamentaria del Miguel Ruíz de Córdoba, muerto en 1419, y hoy convertida en sacristía.

La bella portada de yesería mudéjar da paso a un espacio de planta cuadrada, cubierto con bóveda ochavada sobre trompas. Aquí se conservan el lienzo de la Inmaculada, atribuido hasta ahora a Antonio del Castillo, pero descatalogado en 2004 y otro anónimo de igual tema, de escuela cordobesa de fines del XVII.

En la nave hay un retablo barroco de la segunda mitad del XVIII, con la Virgen de la Luz, imagen de talla realizada por el trinitario Juan Bautista de la Concepción en 1728; en el banco hay dos cobres con escenas de la Virgen con Niño y la Sagrada Familia en la Carpintería. El ático se adorna con un lienzo de San Sebastián. En el muro siguen los cuadros de San Francisco Javier predicando, de primera mitad del XVIII y el Santo Entierro, del XVII, basado en estampas flamencas.

Próximo a los pies está el retablo de San Juan Bautista, fechado hacia 1645, dividido en tres calles con registros para pinturas. Procede de la iglesia de la Trinidad y los lienzos originales los pintó Antonio del Castillo. Se conservan sólo la Inmaculada del ático y San Francisco de Asís, en la calle derecha. El resto son copias del XIX realizadas por José y Nicolás Saló. En el centro se halla el lienzo del titular de Nicolás Saló y en los laterales las copias realizadas por su padre: San Antonio, San Blas –cuyo original guarda el Museo de Bellas Artes- y San José.

En el muro de la nave cuelgan pinturas con la Anunciación de escuela madrileña de fines del XVII, San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, anónimo del XVIII, y Santa Marina, obra de Fray Juan del Santísimo Sacramento, una de las mejores del autor, firmada y fechada en 1678, que fue encargada por el marqués de Villaseca para el desaparecido retablo mayor.

En el despacho y dependencias parroquiales se custodian otras obras artísticas, entre ella varios cuadros de talleres locales de los siglos XVII y XVIII, así como la antigua talla titular de la hermandad del Resucitado, escultura cordobesa de primera mitad del XVIII que conserva el banderín de plata realizado en 1771 por Cristóbal Sánchez Soto.

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